Microrrelato
(Des)Humanizando
Era el primer ser humano en sentir dolor, en enfermarse. Como ajeno a su estado, vio cuando se acercaban a paliar su dolor, a curarlo; sintió la preocupación por llevarle agua, alimentos, palabras y compañía para mejorarlo. Claro, era el principio de los tiempos, y aunque las acciones por aliviarlo de su enfermedad eran primitivas e ineficaces, el sentido humano que las inspiraban, lo reconfortaba.
Al fin despertó, algo aliviado pero lleno de tubos y dispositivos, miró a su alrededor, miró al techo, reconoció la pulcra habitación del hospital, vio uniformes blancos que sin reparar en él, verificaban los equipos que daban soporte a su vida, desesperó al darse cuenta de su estado y tiempo. Recordó y activó el timbre de llamado pero nadie acudió.
Lo último que percibió fue un largo pitido de alarma.
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