Esta novela es un tributo… lo más extraordinario que logra dejarnos su lectura es “la identificación con el personaje”, El Olvido que seremos es una novela de Héctor Abad Faciolince sobre Héctor Abad Gómez, su padre.

El involucramiento e identificación que se alcanza es gracias al contenido central de la historia: “el amor de un hijo por su padre”. Un amor profundo y animal, expresado en un comienzo memorable de la obra. En los primeros pasajes de la novela, el autor dice:

“entre Dios y mi papá, escogí a mi papá”.

El olvido que seremos es una tributo doloroso y reinvindicativo de un padre amoroso, médico salubrista, higienista y luchador social, a quién asesinaron injustamente tras ser acusado de comunista por sus ideales de bien común.

Es precisamente esta característica la que utiliza el autor para integrar la historia de su amor paterno, la vida y obra de su padre, la historia de la familia con la historia de la ciudad de Medellín, que es donde finalmente es asesinado.

Y es que pese a que la novela es escrita a partir del afecto, la novela es también una declaración histórica acerca de lo que significaba ser docente y ser médico pensando en lo social y en el mejoramiento común, en un medio en donde intereses subalternos, que predominaban y se imponían por estrategias de amdrentamiento y violencia, figuras como la del Dr. Abad Gómez, que clama por los que no tienen, resulta ser un estorbo que hay que eliminar, asesinar.

El Perú, mi país es uno de ellos, donde cualquier personalidad que aboga o predica por condiciones más equitativas, más justicia social -entendida como necesidades básicas cubiertas-, mejor educación, mejor acceso a la salud y existencia de oportunidades sin distinción, inmediatamente es tildada de esa manera, de comunista, incluso por personas que se verían beneficiadas con esos cambios. Buscar y querer transformar la sociedad hacia mayor bien común, genera enemigos de manera automática y gratuita.

Héctor Abad Gómez fue asesinado un 25 de agosto de 1987, luego de más de dos décadas de lucha social en su ciudad Medellín y pese al casi medio siglo transcurrido de sus luchas y prédicas, así como de la violencia de la que fue objeto y de su etiqueta de “comunista”, poco o nada hemos avanzado en términos de cultura política, sobre todo en los países de la región latinoamericana. Más aún, las redes sociales, intensifican esta situación pues tienen la capacidad de amplificar la condena, la adjetivación fácil y el enfrentamiento con violencia cultural (la palabra altisonante y el insulto).

Tal vez Colombia ha sido el país que más ha superado esta situación, pues actualmente se encuentra en un franco proceso de desarrollo político, social, económico y cultural, sostenido e inclusivo. Reflexión ¿se requiere un martír para lograr una reflexión extensa de una sociedad, de un país? El ejemplo de Salvador Allende en Chile es similar por cuanto ha tenido gobiernos socialistas luego de la dictadura de Pinochet y la población ha sabido protestar por sus derechos como lo ocurrido desde el 18 de octubre del 2019 y que ha culminado en el triunfo de un gobierno de corte social para el país sureño.

En este punto me pregunto ¿por qué en el Perú no tenemos un proceso de desarrollo político y social similar? ¿por qué siempre se plantea que se trata de una confrontación entre la derecha e izquierda? Cuando en realidad es un problema de funcionamiento social y político y legal que no somos capaces de abordar y afrontarlo con madurez.

Por ello, compartimos esta historia, que esta vez es una historia del hermano país de Colombia, de un personaje que ha trascendido, primero en su hijo y a partir de él ha sus nietos y a generaciones de profesionales que creen que las ideas y los actos de vida de un médico como Héctor Abad Gómez, darán bienestar, calidad de vida y felicidad para compartir a los demás. También la compartismos porque en algún grado es la historia de todos los que somos hijos, de todos los que somos padres, de todos los que somos ciudadanos y de todos los que queremos un mundo más equitativo.